La tecnología y el medio ambiente


Impacto ambiental de la tecnología

Desde los tiempos prehistóricos las personas han obtenido recursos para cazar, protegerse, etc., de la naturaleza. La naturaleza es capaz de renovar muchos recursos naturales si se consumen a un ritmo adecuado, pero otros recursos no pueden renovarse. Por ejemplo, el petróleo y el carbón tardan en formarse millones de años. Sin embargo, desde la época de la Revolución Industrial, las personas hemos consumido la mayor parte de las reservas mundiales de estos combustibles fósiles.

Durante mucho tiempo las necesidades industriales y tecnológicas se han satisfecho sin prestar atención a los posibles daños causados al medio ambiente. Ahora parece que al menos se conocen estos daños; sólo falta poner los medios a nuestro alcance para evitarlos.



Problemas medioambientales provocados por las actividades tecnológicas

Las actividades humanas, desde la obtención de una materia prima, hasta el desecho de los residuos generados tras la obtención de un producto tecnológico, pueden tener consecuencias nefastas para la conservación del medio ambiente. Algunos ejemplos son la desertización, el impacto medioambiental de las obras tecnológicas, la contaminación producida en la obtención y tratamiento de muchas materias primas o de fuentes de energía y los residuos generados en muchas actividades industriales.

Impacto ambiental directo. La ejecución de obras públicas (carreteras, pantanos, etc.) y las explotaciones mineras modifican el ecosistema en el que habitan muchas especies animales y vegetales. Estas obras pueden separar las poblaciones de ambos lados de la carretera, vía férrea, etc.

Desertización. Cada año aumenta la superficie desértica del planeta. Esto da lugar a un empobrecimiento general del suelo, lo que perjudica las actividades agrícolas y ganaderas de la región afectada.

Contaminación. Quizá sea el efecto más apreciable. El incremento en el consumo de energía ha hecho que aumenten considerablemente las proporciones de determinados gases (dióxido de carbono, óxidos de azufre, etc.) en la atmósfera, sobre todo cerca de las áreas  industrializadas. Algunas consecuencias de la contaminación del aire son el calentamiento global del planeta debido al efecto invernadero o la disminución en el grosor de la capa de ozono.

Generación de residuos. Determinadas actividades tecnológicas generan residuos muy

contaminantes que resultan difíciles de eliminar, como algunos materiales plásticos o los residuos nucleares.

Los accidentes de petroleros tienen unas consecuencias nefastas para el entorno marino en el que tienen lugar. Las mareas negras producidas pueden dañar considerablemente a las

poblaciones de peces, aves marinas, etc., de la región afectada.







La tecnología al servicio del medio ambiente

La ciencia y la tecnología pueden servir para ayudar a la conservación del medio ambiente. Algunos ejemplos son la predicción de incendios forestales, el reciclaje de determinados materiales o la utilización de fuentes de energía alternativas.

La predicción y la extinción de incendios forestales se lleva a cabo mediante satélites artificiales. Los modernos métodos de detección permiten advertir la presencia de incendios poco tiempo después de producirse.

El reciclaje de determinados productos, como el vidrio, el papel, etc., puede evitar la sobreexplotación de algunas materias primas (madera, etc.).
Las fuentes de energía renovables, como la energía solar, la eólica o la geotérmica no se agotan y, en general, contaminan menos que las fuentes no renovables, como el carbón o el petróleo.
Es decir la tecnología en general, en la que esta incluidas tecnologías de la informática, las comunicaciones, y la industria en general, no han escatimado esfuerzo para poder desarrollarse rápidamente, pero en la mayoría de los casos, a costa del deterioro del medio ambiente en los que estamos incluidos nosotros como seres humanos.

Con esto, la naturaleza esta enfermando de muerte y nosotros con ella. Pero si comenzamos a tomar conciencia sobre lo que esta sucediendo o de lo que estamos dejando de hacer para protegerla, en la actualidad nosotros tenemos una gran variedad de herramientas tecnológicas que pueden facilitar los esfuerzos ecológicos.



Al final solo puedo decir que si ponemos al servicio de la naturaleza toda la tecnología existente, ejm los satélites, podemos realizar una monitorización de nuestra querida madre tierra, y trabajar para protegerla.







Nosotros llamamos al medio ambiente como un espacio en el cual se desarrolla la vida y la gran mayoría de la humanidad contamina, el diccionario define este termino como “el sustento y hogar de todos los seres vivos que habitan el ecosistema global, conocido como la biósfera.”, pero en realidad que es el medio ambiente?
Es una gran parte de nuestra vida, ya que vivimos en ella, con ella y por ella. Este abarca seres vivos, agua, tierra y aire, los elementos principales para poder vivir. Nosotros contaminamos de una u otra forma el medio ambiente dañando la capa de ozono y contribuyendo al calentamiento global, las formas mas comunes y más usadas hoy en día son dejar la computadora prendida cuando no la estas usando, utilizar aviones, desechar los celulares, talar los árboles, desechar la basura en lugares inadecuados, fumar, no reciclar y consumir productos de plástico. Por esto cada vez más se deteriora nuestro lugar de vida, pero hay un elemento que me parece aun más importante y un factor contribuyente a la contaminación: la tecnología.
La tecnología según el diccionario: “es es el conjunto de conocimientos técnicos, ordenados científicamente, que permiten diseñar y crear bienes y servicios que facilitan la adaptación al medio ambiente y satisfacer tanto las necesidades esenciales como los deseos de las personas.” Las personas que hacen uso de la tecnología hoy en día influye en el progreso social ya que existen medios tecnológicos por los cuales comunicarte con cualquier parte del mundo, como también existen el progreso económico como el comercio. Esto hace que la humanidad desee y hasta se vuelva una necesidad hacer uso de esta, mas que de las necesidades biológicas, lo cual origina un uso no razonable y contaminante para el medio ambiente.
Como la tecnología hace un uso ya sea directo o indirecto provoca escases y degradación de los recursos naturales de nuestro planeta.







Medio ambiente y...
¿contaminación electromagnética?
Por: Arnaldo González Fac. Física, UH
En mayo de 1993, David Reynard, de La Florida, entabló una demanda contra la NEC Corporation, fabricante de teléfonos celulares, argumentando que el tumor cerebral de su esposa había sido causado por las radiaciones electromagnéticas emitidas por su teléfono.

El caso fue finalmente desestimado en los tribunales por falta de evidencias, pero la controversia acerca de la seguridad de los teléfonos celulares aún continúa. Se argumenta que, aunque los teléfonos celulares transmiten a muy baja potencia, la cercanía de la antena plegable a la cabeza hace que el usuario absorba cantidades significantes de radiación en una región muy sensible.

Recientemente, el doctor Chris Newman, neurólogo de Baltimore, entabló una demanda de 800 000 000 de dólares contra varias compañías de teléfonos, convencido de que su hábito de usar el celular en 9 años fue el causante del cáncer que padece en el cerebro. Los médicos que asisten a Newman aseveran que el tumor está localizado “en la posición anatómica exacta donde la radiación del teléfono incidía sobre su cráneo”.

Pero un caso aislado no proporciona ninguna evidencia científica, y serán necesarios estudios estadísticos que abarquen varios años para llegar a conclusiones más o menos válidas sobre los celulares.

En la actualidad se pueden encontrar informes sobre diferentes investigaciones realizadas en grandes grupos de personas o animales, pero con resultados totalmente contradictorios.

Por ejemplo, una investigación publicada en septiembre del 2000 en el Journal of the American Medical Association no encuentra riesgos significativos en el uso apropiado de los teléfonos celulares. Y en enero del 2001 un artículo del Journal of Epidemiology concluía que los usuarios de teléfonos móviles son tres veces más propensos a desarrollar cáncer en el ojo que quienes no los usan.

Lo cierto es que aún existe muy poca información acerca del efecto a largo plazo en el cuello y la cabeza de las radiaciones de baja potencia originadas por los celulares.
Los más optimistas consideran que, hasta el momento, el único problema de salud que parece estar asociado al uso de estos teléfonos es el incremento de los accidentes de tránsito, causados por los choferes que usan el celular en la vía sin atender debidamente al control del vehículo.







La realidad es que vivimos sumergidos en un mar de ondas electromagnéticas, donde la contribución de los celulares no es, ni mucho menos, la más importante. Además de la luz solar visible que absorbemos en la piel, ondas invisibles de radio, televisión y microondas atraviesan nuestros cuerpos continuamente, todos los días y cada segundo de cada día, mientras comemos, dormimos, nos bañamos o nos sentamos frente al televisor. Estas radiaciones son generadas por los tendidos eléctricos, los radares, las redes de comunicación de todo tipo, así como por equipos industriales y del hogar, como los televisores y los hornos de microondas. Se diferencian de la luz visible en su menor frecuencia y en su mayor capacidad de penetración en la sustancia, y se pueden clasificar como radiaciones no ionizantes de alta (a) y baja (b) frecuencia ( Tab. 1).

Entre los factores contaminantes del medio ambiente hay uno que casi nunca se menciona: Las emisiones electromagnéticas que pueden afectar en mayor o menor grado a los seres vivos.

Tabla 1



Las radiaciones de menor frecuencia no son capaces de disgregar los átomos y moléculas que componen los tejidos, y durante mucho tiempo existió la creencia de que esta radiación era perjudicial sólo en intensidades muy elevadas. Sin embargo, ante la proliferación de equipos eléctricos y electrónicos que generan radiaciones no ionizantes de alta y baja frecuencias, en la última década han comenzado a ser objeto de atención las posibles consecuencias de una exposición prolongada a este tipo de radiación.

Se produce un efecto biológico cuando la radiación origina algún cambio perceptible en el organismo. El efecto no tiene que ser necesariamente perjudicial; puede ser inocuo, e incluso provechoso. Es benéfica, por ejemplo, la producción de vitamina D por el organismo en respuesta a la absorción de la radiación solar en la piel. Pero el exceso de esta misma radiación puede causar quemaduras a corto plazo y cáncer a largo plazo, por un efecto acumulativo. Comúnmente, existe un límite entre lo inocuo o provechoso y lo perjudicial, según sea la intensidad de la radiación y el tiempo de exposición, factores que regulan la cantidad absorbida por el organismo.

El efecto más importante de las radiaciones no ionizantes de frecuencia superior a 1 MHz y menor de 10 GHz (tipo A en la tabla) es el calentamiento inducido en los tejidos, fenómeno muy bien conocido, descrito por la ley de Faraday-Lenz y por la interacción dipolar con el agua. Incluso a niveles muy bajos de intensidad esta radiación produce pequeñas cantidades de calor, que son absorbidas por los procesos termorreguladores del organismo sin que el individuo lo perciba.

Cuando la fuente de radiación es intensa y amplia, puede hacer que aumente la temperatura del cuerpo, el flujo sanguíneo y la sudoración. Si una persona es sometida a exposiciones muy intensas se pueden producir dolores de cabeza, náuseas, atontamiento y, eventualmente, un colapso circulatorio y la pérdida de la termorregulación del cuerpo, llegando a ser fatal en casos extremos. Niveles altos de radiación se pueden encontrar a la distancia de algunas decenas de metros de antenas potentes de frecuencia modulada.

Estas antenas se sitúan usualmente en puntos de difícil acceso, en el extremo de altas torres, y no ofrecen peligro directo. No obstante, las personas que trabajan en los sectores de la radiodifusión, transporte y comunicaciones, pueden estar expuestas a campos de intensidad elevada si realizan su actividad muy cerca de antenas transmisoras o de sistemas de radar. En la mayoría de los países, el uso para fines civiles y militares de los campos de radiofrecuencias está sujeto a normas muy estrictas.

La profundidad de penetración en los tejidos de la radiación de frecuencia inferior a 1 MHz (tipo B en la tabla) es mayor que la del tipo A. Esta radiación es capaz de inducir cargas y corrientes eléctricas en el organismo, estimulando las células de tejidos, tales como: los nervios y los músculos. Pequeñas corrientes eléctricas están siempre presentes en el organismo como parte normal de las reacciones químicas propias de la vida. Pero si los campos de radiofrecuencias inducen corrientes que excedan el nivel normal de los tejidos, es posible que se produzcan efectos perjudiciales para la salud. Se ha encontrado que la exposición a la radiación de baja frecuencia altera la actividad eléctrica del cerebro en gatos y conejos, al modificar la movilidad de los iones de calcio.

Este efecto también se ha comprobado en células y tejidos aislados. Otros estudios sugieren que la acción de la radiación cambia el ritmo de proliferación de las células, altera la actividad de ciertas enzimas o afecta al ADN celular. Pero no se conoce la incidencia que estos cambios podrían tener en la salud, y las explicaciones dadas al origen de los supuestos cambios, usualmente no resisten el escrutinio científico. Aún queda mucho por investigar en este sentido.

Las fuentes que emiten la mayoría de las radiaciónes en nuestro entorno inmediato se pueden clasificar según se localicen en la comunidad, la vivienda o el puesto de trabajo.1 La mayor parte de la radiación observada en la comunidad procede de antenas emisoras de radio, televisión y de equipos de telecomunicaciones. La exposición a la radiación emitida por estos últimos equipos es, en promedio, inferior a la emitida por los aparatos de televisión en la vivienda. Los niveles más elevados de radiación se registran en zonas situadas en las inmediaciones de emplazamientos de transmisores o sistemas de radar.

Entre las fuentes de radiación en la vivienda figuran los hornos de microondas, los teléfonos móviles, los dispositivos de alarma antirrobo y los televisores. Los hornos de microondas, que en principio podrían originar niveles de radiofrecuencias muy elevados, están sujetos a normas estrictas de calidad que limitan las fugas de radiación. En general, el nivel básico de radiación de los equipos electrodomésticos es razonablemente bajo.

La radiación en el puesto de trabajo se puede originar en los calentadores dieléctricos empleados para laminación de maderas y sellado de plásticos, calentadores por corrientes de inducción, hornos de microondas para uso industrial, equipos de diatermia para tratar la inflamación y el dolor, y los aparatos de electrocirugía para cortar y soldar tejidos. Siempre existe la posibilidad de que el personal que trabaja con estos equipos sufra un exceso de radiación, por lo que se deben de cumplir estrictamente las normas y regulaciones establecidas para estos casos.
Existen normas internacionales decretadas para garantizar la seguridad de los aparatos emisores de radiofrecuencias, y para que su uso no interfiera con el de otros equipos. La Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes (International Comission on Non Ionizing Radiation Protection ICNIRP), organización no gubernamental reconocida oficialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha establecido límites admisibles para la exposición a campos de radiofrecuencias.

Las directrices de la ICNIRP se prepararon sobre la base del examen colegiado de todas las publicaciones científicas, incluidas las relativas a los efectos térmicos y no térmicos. Las normas se basan en la evaluación de los efectos biológicos que poseen consecuencias demostradas para la salud, y están sujetas a cambios a medida que avanza la investigación y el conocimiento sobre el tema. Los niveles promedio de radiación que se observan habitualmente en la comunidad y la vivienda se encuentran muy por debajo de los límites admisibles de radiación fijados por el ICNIRP.

Hasta el momento existe poca evidencia acerca de alguna relación causa-efecto entre la exposición a las radiofrecuencias y el cáncer, aunque algunos estudios recientes sugieren que las radiofrecuencias pueden inducir el crecimiento de tumores en animales. La mayor cantidad de evidencia se refiere a campos intensos como los que se encuentran en la industria. En investigaciones realizadas en obreros expuestos a niveles significativos de radiación se han encontrado correlaciones que indican un cierto incremento del riesgo de contraer leucemia. Pero existen dudas de si los resultados se deben a los campos electromagnéticos o a algún otro agente; por ejemplo, a agentes químicos también relacionados con el trabajo de los obreros.

Tampoco se han encontrado evidencias decisivas sobre la posible influencia de la exposición a la radiación en el cáncer de los niños, aunque se ha especulado mucho acerca de la supuesta relación entre la leucemia y las líneas de alta tensión. Lo cierto es que estas investigaciones, realizadas en sectores residenciales, son complejas y usualmente poseen un gran margen de error, pues deben tomar en cuenta factores tales como, la distancia de la vivienda a las líneas de alta tensión,2 el tiempo de exposición, o la presencia de otros emisores de radiación en las cercanías, incluyendo los equipos domésticos.

Las investigaciones de todo tipo continúan, fundamentalmente, en Europa y EE.UU. Así, la Agencia Internacional para Investigaciones Contra el Cáncer de Lyon, Francia, dirige un estudio sobre el cáncer y los teléfonos celulares que debe finalizar en el año 2004 y abarca 13 países, ocho de ellos en Europa.
En el Sistema Internacional de Unidades la unidad de frecuencia es el Hertz (Hz), igual a una vibración por segundo. Un mega hertz equivale a un millón de hertz; un gigahertz es igual a mil megahertz. En la radiación electromagnética lo que vibra u oscila son los campos eléctrico y magnético que la componen. El espectro electromagnético consta de ondas de radio, infrarrojas, visibles, ultravioletas, rayos X y rayos gamma, con la frecuencia de la radiación aumentando en este orden.

1 También recibimos radiación solar en el intervalo de bajas frecuencias que estamos considerando, pero en cantidad mucho menor que la generada por los equipos electrodomésticos.

2 La intensidad de la radiación disminuye aproximadamente en forma proporcional al inverso del cuadrado de la distancia. Significa que una persona situada a 1 m de una de una fuente de radiación recibe 100 veces más radiación que otra situada a 10 m, y 10 000 veces más que otra situada a 100 metros.



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